sábado, 1 de diciembre de 2007

THE CATLINS


The Catlins es la region que ocupa la zona sureste del pais, entre Invercarlling y Dunedin, mas o menos. Quizas sea la parte que este menos enfocada hacia el turismo, aunque ahora parece que empieza a despertar y ya esta en el punto de mira de las empresas que organizan diferentes excursiones y actividades.

A mi personalmente me ha encantado, es donde puedes ver el autentico modo de vida rural del pais. Suaves colinas llenas de ovejas, bosques lluviosos, solitarias bahias, mar encrespado, y viento, mucho viento. Y en las playas, como no, focas, leones marinos y pinguinos de ojos amarillos, una especie endemica de Nueva Zelanda que no habia tenido ocasion de ver hasta ahora. Esta especie son mas parecidos al tipico pinguino de los hielos; panza blanca, espalda negra, miden por lo menos un metro, pero tienen la particularidad de tener parte de la cabeza y los ojos amarillos. Estoy teniendo suerte con estos animales, estamos en plena epoca de cria y salen a tierra mucho mas de lo normal.

Lo mejor de The Catlins es salirte de las principales carreteras y perderte por el laberinto de pistas sin asfaltar que conectan unos caserios con otros. Son pistas de gravilla o tierra, pero no estan bacheadas y es una gozada conducir por ellas, hay tan poco trafico que cuando te cruzas con alguien lo normal es saludarse.

Tambien son una maravilla los trekkings y paseos que te puedes pegar, normalmente cruzan propiedades privadas, pero no hay ningun inconveniente, simplemente hay que seguir las reglas que suelen poner los aldeanos en carteles: lo tipico, procura no molestar al ganado, sigue las marcas de pintura, deja las barreras como las has encontrado, en caso de que esten cerradas o abiertas...

Y los caseros son una gente encantadora, deseosa de entablar conversacion con el visitante (aunque tienen el ingles mas cerrado que he oido nunca). Son gente trabajadora, honesta, que no suele tener oportunidad de conocer extranos y tienen ganas de conocer tu vida tanto como de contarte la suya. En una ocasion llegue a donde habia aparcado mi furgo despues de una buena caminata y el de la casa vecina vino a saludarme y a preguntarme por donde habia estado; supuso que estaria cansado y cuando le respondi que, efectivamente, un poco, me invito a entrar en su casa a tomar un par de cervezas. La misma escena me volvio a ocurrir al dia siguiente con otro aldeano diferente, es su forma de ser, buena gente.