jueves, 27 de diciembre de 2007

EPILOGO




Aqui estamos, apurando los últimos días de vacaciones en Bilbao, la capital del mundo, a donde llegué el domingo después de dos días atravesando el mundo a diez mil metros de altitud. Salí de Auckland el viernes e hice noche en el Hyatt Regency de Incheon, en Corea del Sur. Todo un lujazo de hotel por cuenta de Korean Airlines, da gusto viajar con estas aerolineas asiáticas.

Al día siguiente otra doce horas de vuelo hasta Madrid, donde volví a hacer noche, esta vez por cuenta propia. Lo mejor del vuelo fué sobrevolar las estepas de Mongolia y Siberia con el cielo despejado, el paisaje era impresionante desde las alturas, nieve, nieve y mas nieve. De vez en cuando se veía algún nucleo de población y mi imaginación volaba pensando en la gente que habría allí debajo, cómo vivirían, qué estarían haciendo, y sobre todo, el frío que estarían pasando. No estaría mal recorrer el Transiberiano en un próximo viaje.

Y el domingo llegué a Bilbao, a la casa donde viví mi primer cuarto de siglo, a ver a mi familia, amigos, está bien reencontrarse con la gente querida en estas fechas, aunque no soy de los que tienen un elevado espíritu navideño. También fuí a San Mamés a ver a los leones, y se confirmó lo que llevo viendo los últimos años, no juegan nada, menudo aburrimiento.

Y así llevo estos últimos días, pasando un poco de frío, comiendo de lujo, ya se sabe que la mejor mesa es la de la madre de cada uno, y embutiéndome en el ambientazo que se respira en las calles de Bilbao.

Pero como todo llega a su fin, ya me voy preparando mentalmente ante la vuelta a la realidad y al trabajo, ese trabajo que aunque a veces reniegue de él, es el que me permite vivir más o menos como yo quiero y pegarme una buena escapada de vez en cuando.

Y este blog también llega a su fin. Lo que en un principio pensé que sería un pequeña vía de escape para expresar mis emociones alguna que otra vez, se ha convertido en un extenso cuaderno de bitácora donde he tocado un poco bastantes aspectos de este viaje, aunque no todos, he dejado muchas cosas por alto, unas veces por privacidad, y otras por falta de tiempo o por no estar en todo momento pendiente del blog y de un ordenador. Si me hubiera extendido más hasta se podría haber sacado un libro de viajes.

Todo lo escrito aquí ha sido en todo momento improvisado, nunca ha habido un texto que haya sido redactado anteriormente en un papel, no ha habido ni una sola corrección, simplemente me he sentado ante un ordenador cuando me ha apetecido y he dejado que mis dedos corran por el teclado, así que pido disculpas por los numerosos errores que se puedan ver o por la incongruencia de estilos en la redacción. Ante todo estaba disfrutando de un viaje y no quería convertirlo inconscientemente en un trabajo, o en absorber todo lo que mis sentidos percibían solo pensando en plasmarlo aquí. No obstante, la experiencia blogera ha resultado muy positiva y me ha animado a repetirla en próximos nomadeos.

Finalmente, quiero dar las gracias a todos los que me habéis estado siguiendo y a todos aquellos que me habéis envíado algún e-mail de vez en cuando. Todos vosotros también habéis sido protagonistas de esta historia, aunque no lo sepáis. Me habéis dado ese plus de energía que hace falta cuando uno esta viajando sólo por el culo del mundo, no os hacéis idea de la alegría que da levantarte por la mañana, chequear tu correo y ver que tu gente está ahí, al pie del cañón.

Vuelvo a casa el domingo con las pilas cargadas a tope, pero antes de que me de cuenta estaré de vacaciones otra vez. Tengo pensado coger un mes de vacaciones en Mayo, a la vuelta de la esquina, y todavía no se donde iré, pero es muy probable que me quede por Africa, entre Mauritania y Senegal, así que este blog volverá, con otro nombre, pero volverá. Hasta siempre.